Ancestrality, nature and culture
I met Ramon Reis in 2022, at Arte Pará – edition 40, with the work Corpo (In)Finito? – Prologue [Insurgências], a performance for a video. The poetic proposal is made up of many layers about the body, corporality and finitude. These relations made me ask a series of questions and reflect on the shelter-territory where flesh and earth do not dissolve.
Although the issues of life and death (matter-substance/nature-culture) in constant movement were vehemently crossed, the territory is body, and the images and the relations with the texts present in the work pervaded the idea of construction, that life and death are rituals of memories, bonds, affections constituted of various levels of tension and exhaustion with deep unrest that mark the body grounded on the approximation between anthropology and visual arts.
In this sense, the artist had an active participation in the whole exhibition process of Arte Pará, through educational actions, such as: conversations with the public, performances and interviews, among other activities that significantly motivated my desire to do curatorial research. The Satellite Pivô made it possible for us to activate our dialogue with other possibilities of Ramon’s creation process.
Our first meeting started driving our attention to the experience and the existing. Experience as a mark of that time in a link between individual and collective memory. And existing as the perspective of achieving one’s own path with the link between past and present, which should be built, as it does not exist naturally.
From paths traced in individual experience, ancestry signalled the discourse that is present both in Corpo (In)Finito? – Prologue [Insurgências] and in Viriandeua-Virianduba, presented at Pivô Satélite, which brings Ramon’s body-territory that was constituted of the bonds established in the Atlantic Amazon, in Salinópolis, his hometown, which is approximately 210 kilometres from the capital, Belém, Pará.
It is important to highlight the title Viriandeua-Virianduba, which alludes to the ancestral know-how of the indigenous Tupinambá people, whose meaning refers to the occupation of the territory by birds; these was also the first name gave to the city of Salinópolis.
The artist’s relationship with ancestry goes through the construction of the past in the here and now, which is only possible from the person who writes it, who lived it and lives it. As a present-body eyewitness, I saw the images of the past taking shape through the artist’s speeches and/or narratives, which made themselves present through the stratigraphic remains, such as mangrove, mud, trunk, earth, sea and territory stripped of worldly senses and meanings in an ancestral mobility that is constituted from the inside out. There, the whole environment strengthened what Bené Fonteles says in favour of human ecology and what Milton Santos defines as shelter-territory, as a lived experience of being and being in the world, of our places, of our people.
Ramon wrote this story with the body-territory-shelter as a visceral exhibition place, through the mechanism of an economy of feelings and of the enjoyments of an economic capital based on the local workforce resulting from the relationship between human activity and nature.
Ramon possessed himself through the body-object in an emancipatory attitude. A body that transmuted into the mangrove and became a crab. A body that transmuted into the sea, turned into a scarlet ibis and freed amidst the immensity of the oceanic Amazonian waters and of the transatlantic flows.
Ramon’s body is the locus among ancestry, nature and culture. So be it!
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Ancestralidad, naturaleza y cultura
Conocí a Ramon Reis en 2022, en Arte Pará – edición 40, con la obra Corpo (In)Finito? – Prólogo [Insurgências], una performance hecha para video. La propuesta poética se compone de muchas camadas acerca del cuerpo, la corporalidad y la finitud. Estas relaciones abrieron una serie de preguntas y me hicieron reflexionar sobre el refugio-territorio donde la carne y la tierra no se disuelven.
Aunque atravesaba con vehemencia las cuestiones de la vida y la muerte (materia-sustancia/naturaleza-cultura) en constantes movimientos, el territorio es cuerpo y las imágenes y las relaciones con los textos presentes en la obra impregnaban la idea de construcción, de que la vida y la muerte son rituales de recuerdos, vínculos, afectos compuestos de varios niveles de tensión y agotamiento con profunda inquietud que marcan el cuerpo a partir de la aproximación entre antropología y artes visuales.
En este sentido, el artista fue intenso en todo el proceso expositivo de Arte Pará, a través de acciones educativas, tales como: conversaciones abiertas para aproximarse con el público, performances, entrevistas, entre otras formas que activaron significativamente mi deseo para la investigación curatorial. Y Pivô Satélite fue, entonces el desdoblamiento para que otras posibilidades del proceso de creación de Ramón activaran nuestro diálogo.
Nuestro primer encuentro partió de puntos de atención sobre la experiencia y la vivencia. Experiencia como marca de aquel tiempo de vínculo entre la memoria individual y la colectiva. Y la experiencia como perspectiva de realización de un camino propio con el vínculo entre pasado y presente, que debe ser construído, ya que de ninguna manera se da de forma natural.
A partir de caminos trazados en la experiencia individual, la ancestralidad señaló el discurso que está presente tanto en Corpo (In)Finito? – Prólogo [Insurgências] como en Ensayo Viriandeua-Virianduba, presentado en Pivô Satélite, que trae el cuerpo-territorio de Ramon constituido de vínculos establecidos en la Amazonia Atlántica, en la ciudad de Salinópolis, su ciudad natal, que dista aproximadamente 210 kilómetros de Pará, la capital de Belém.
Es importante destacar el título Viriandeua-Virianduba, que alude al saber ancestral del pueblo indígena Tupinambá, cuyo significado se refiere a la ocupación del territorio por las aves, que también fueron los primeros nombres dados a la ciudad de Salinópolis.
La relación del artista con la ancestralidad pasa por la construcción del pasado en el aquí y ahora, que solo es posible a partir de quien lo escribe, de quien lo vivió y lo vive. Como testigo presencial, vi las imágenes del pasado tomar forma a través de los discursos y/o narraciones del artista, que se hicieron presentes por medio de los restos estratigráficos, como el manglar, el barro, los troncos, la tierra, el mar y el terreno despojado de sentidos y significados mundanos en una movilidad ancestral que se constituye de adentro hacia afuera. Allí, todo el entorno fortaleció lo que Bené Fonteles dice a favor de la ecología humana y lo que Milton Santos define como refugio-territorio, como experiencia vivida de ser y estar en el mundo, de nuestros lugares, de nuestra gente.
Ramón escribió esta historia con el cuerpo-territorio-refugio como lugar de exposición visceral, a través del mecanismo de una economía de los sentimientos y de los goces de un capital económico basado en la mano de obra local surgida de la relación entre la actividad humana y la naturaleza.
Ramón se poseía a través del cuerpo-objeto en una actitud emancipadora. Un cuerpo que se transmutó en el manglar y se convirtió en un cangrejo. Un cuerpo que se transmutó en el mar, se convirtió en pájaro rojo guará y se liberó en medio de la inmensidad de las aguas oceánicas amazónicas y de los flujos transatlánticos.
El cuerpo de Ramón es el locus entre la ancestralidad, la naturaleza y la cultura. ¡Qué así sea!
Ato I
Ato II